martes, 22 de marzo de 2011


Picos de Europa


Los Picos de Europa son un macizo montañoso localizado en el norte de España que pertenece a la parte central de la cordillera Cantábrica. Aunque no muy extenso, su cercanía al mar hace que sea pródiga en accidentes geográficos de gran interés. En la actualidad el Parque Nacional de los Picos de Europa constituyen el segundo parque nacional más visitado de España, después del Parque Nacional del Teide (Tenerife).1
Esta formación caliza se extiende por AsturiasCantabria y León y en ella destacan sus alturas, en muchos casos por encima de los 2.500 metros, por lo cerca que se encuentran del mar Cantábrico, pues en su punto más septentrional apenas se distancian 15 kilómetros del mar. Geográficamente los Picos de Europa se encuentran en la línea de la Cordillera Cantábrica, si bien son considerados como una unidad independiente de ésta por su formación más reciente. Ocupan una superficie total de 64.600 hectáreas repartidas entre las tres provincias.
Los Picos de Europa están divididos en tres macizos: el macizo Occidental o Cornión, el macizo Central o de los Urrieles y el macizo Oriental o de Ándara.
Las mayores alturas se encuentran en el macizo de los Urrieles, que pasa por ser el más agreste de los tres, pues catorce de sus cimas superan los 2.600 metros de altitud, con el Torre de Cerredo, de 2.648 metros, como techo de estas montañas y tercer máximo de toda la Península Ibérica, después de Sierra Nevada y los Pirineos. Otra montaña que se encuentra en este macizo es el Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu, de gran importancia histórica en el alpinismo español. Fue conquistado por primera vez en 1905 por Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa y en primer lugar por su compañero de cordada Gregorio Pérez DeMaría, natural de Caín de Valdeón.[cita requerida]
En el macizo Occidental o Cornión, llamado así por la forma de cuerno que ofrece su silueta al ser avistado desde el oeste, destaca la Peña Santa, que con sus 2.596 metros de altitud supera en 110 a la siguiente cima de este macizo, la Torre de Santa María o Torre Santa de Enol. Por estas dos montañas, la Peña Santa y la Torre Santa, este macizo es también conocido como el de las Peñas Santas.
El macizo Oriental, también llamado de Ándara por estar en él el circo del mismo nombre, es el más modesto de los tres, tanto en alturas (su techo, la Morra de Lechugales, alcanza los 2.444 m de altitud)

domingo, 13 de marzo de 2011

El reactor de la planta de Tokai, a 120 kilómetros de Tokio, está siendo enfriado con uno solo de sus tres generadores  tras el fallo de los otros dos.- Hay unos 600.000 evacuados.- El primer ministro asegura que el país afronta "la crisis más grave desde la II Guerra Mundial"
En esta semana os a mandado el maestro fichas de sumas resta y problemas para hacerlo de deberes o en clase. 

viernes, 11 de marzo de 2011

En Valencia con los suyos vivía el Campeador;
Con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión.
Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor,
un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció:
Escapose de una jaula, saliendo fuera, un león.
Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor;
recogiéronse sus mantos los del buen Campeador,
y rodean el escaño en guarda de su señor.
Allí Fernando González, infante de Carrión,
ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró;
metiose bajo el escaño, tan grande fue su pavor.
Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo con grandes gritos:
-¡Ay, que no veré Carrión!
Tras la viga de un lagar metiose con gran temor;
todo el manto y el brial sucios de allí los sacó.
En esto que se despierta el que en buen hora nació;
de sus mejores guerreros cercado el escaño vio:
-¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? ¿Qué aconteció?
-Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león.
Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó:
El manto se pone al cuello y encaminose al león.
La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó;
allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló.
Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó,
y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió.
A maravilla lo tiene todo el que lo contempló.
Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión.
Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló;
aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió,
y cuando los encontraron, los hallaron sin color.
No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión;
mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador.
Sintiéronse avergonzados Infantes de Carrión;
fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.
    Anónimo. Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada.)
El mayor terremoto en japón en 124 años causa un tsunami.

El temblor, de 8,9 en la escala de Ritcher, ha provocado al menos 19 muertos, numerosos heridos y una alerta por olas podrían llegar a 10 metros.- Los aeropuertos de Tokio y el tren bala, fuera de servicio-. Hay riadas que se llevan por delante coches, embarcaciones y casas.

jueves, 10 de marzo de 2011

CASTILLA




A Manuel Reina. Gran poeta

El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.

Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!

A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.

«¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ioh Cid!, no ganáis nada».

Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.